La finalidad de la educación es cultivar la humanidad. (Fernando Savater)
LA DESERCIÓN
Siguiendo a Gladys Caram (2011), considero que el deseo de aprender y enseñar son esenciales en el entorno educativo, guiando nuestras acciones y definiendo al individuo como un ser en busca de objetivos. Por lo tanto, es crucial reconocer la motivación como un elemento indispensable en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La motivación puede lograrse cuando el alumno se siente valorado en función de su individualidad, necesidades e intereses, lo cual contribuye a reducir los índices de deserción escolar.
En cuanto a las causas del fracaso escolar, según Choque Larrauri, la exclusión educativa de los alumnos desaprobados es una de las principales razones, debido a la falta de adaptación educativa a sus necesidades específicas.
Terigi (2007) explica que la organización escolar por niveles y la inflexibilidad en las trayectorias educativas contribuyen a las dificultades de los estudiantes, quienes experimentan un desapego gradual de la escuela, llevando eventualmente al abandono escolar. “Muchos chicos ingresan a la escuela media pero no logran “enganchar” con ella; viven una experiencia escolar desdibujada, signada por las dificultades y la falta de involucramiento en las actividades de aprendizaje. En estas experiencias, el abandono de la escuela es un desenlace al que se llega paulatinamente, sin que haya necesariamente un factor desencadenante: simplemente un día se descubren no yendo más”
LA VERDADERA INCLUSIÓN
La verdadera inclusión educativa implica ofrecer trayectorias educativas diversas y flexibles, respetando las diferencias individuales y promoviendo modelos pedagógicos que fomenten un aprendizaje significativo y participativo.
Desde un enfoque ecológico, entendemos que el desarrollo cognitivo de los estudiantes se configura según los sistemas que influyen en ellos, lo cual destaca la importancia de adaptar las prácticas educativas a las dimensiones subjetivas, sociales y cognitivas de cada individuo.
EL MODELO PLURICURSO
La aplicación de un modelo de pluricurso reconoce los diferentes ritmos de aprendizaje entre los estudiantes, integrando sus conocimientos previos y promoviendo un aprendizaje efectivo y contextualizado.
El sentido pedagógico del pluricurso se centra en articular adecuadamente determinadas acciones de enseñanza en Secuencias Didácticas en las que puedan intervenir diversos grupos de estudiantes, según sus competencias, según sus intereses, según demandas de estrategias a desarrollar, según posibilidades personales frente a diverso grado de complejidad progresiva y creciente, etc. De esta manera, la planificación posibilita la construcción de saberes disciplinares ejercitando competencias, desarrollando habilidades, potenciando capacidades, realizando préstamos de conocimientos, ejerciendo crecientes niveles de autonomía en instancias de aprendizajes colaborativos (Rivadero, 2011)
EN CONCLUSIÓN
Para promover la motivación a través de la inclusión, es fundamental:
Políticas que aumenten la capacidad de la escuela para atender las diferencias del alumnado, asegurando que la inclusión esté en el corazón de los procesos, el proyecto escolar, para que mejore el aprendizaje y la participación de todos los estudiantes. Orientando las prácticas en el aula y las actividades extraescolares para que motiven la participación de todos los alumnos y tengan en cuenta el conocimiento y la experiencia de los estudiantes fuera del contexto escolar, permitiendo la creación de una comunidad escolar segura, acogedora, colaboradora y estimulante, en la que cada uno sea valorado, fundamentalmente para que todos los alumnos tengan mayores niveles de logro.
Esto fortalece la capacidad de las escuelas para atender las diferencias individuales, mejorando así el aprendizaje y la participación de todos los estudiantes en un entorno escolar acogedor y colaborativo.
Fuente: artículo elaborado en base a TFG Licenciatura en Educación. UES21. Cecilia Fiorentino