Rafael Echeverría, en su libro Ontología del lenguaje, postula que: "sin negar que actuamos de acuerdo a como somos, también somos de acuerdo a como actuamos. Las acciones no son sólo una manifestación de nuestro ser, sino también la forma en que éste se constituye en un proceso de transformación permanente. Generamos la forma de ser que somos al actuar de un modo u otro"
Y actuamos de acuerdo a cómo pensamos y sentimos, a cómo vemos el mundo según nuestros valores y principios. Pero esto lo hacemos de manera irrelexiva, en transparencia, de modo automático, condicionados por cómo creemos que son las cosas y cómo creemos que deberían ser.
Ilustremos esto con una historia muy conocida:
Se juntan dos amigas para cenar y la dueña de casa decide cocinar un peceto. Van a la cocina, la anfitriona saca el peceto de la heladera y antes de colocarlo en la cacerola le corta las puntas. Su amiga, extrañada le pregunta:
- ¿ Por qué le cortás las puntas al peceto ?.
- ¡Porque el peceto se hace así !.
- ¿ Quién lo dijo ?.
La dueña de casa se queda sorprendida y reflexionando unos minutos decide llamarpor teléfono a su mamá, que le enseñó esta receta.
- ¡Hola mami !. ¿Cómo estás ?. Mirá estoy aquí con Silvia y me hace una pregunta que la verdad, se la contesto pero no estoy segura de por qué le contesto lo que le contesto. A ver si me podés ayudar .
-¿ Por qué le cortás las puntas al peceto ?
- Hija, es obvio, porque se hace así.
Cortan la conversación y la inquietud se fue trasladando de generación en generación. La mamá de la dueña de casa de esta historia decide llamar a su mamá.
- ¡ Hola mami !. ¿ Cómo estás ?. Mirá, recién acabo de cortar con Liliana y me hizo una pregunta que me dejó pensando .. Me podés decir ¿por qué le cortás las puntas al peceto ?
- Hija, yo le corto las puntas al peceto, porque cuando tu papá y yo nos casamos,teníamos solamente una cacerolita y como el peceto que me vendían no me entraba, le cortaba las puntas y las usaba para hacer albóndigas.
Si queremos tener verdadero poder sobre nuestra vida es importante detenerse y reflexionar sobre nuestro accionar.
Ante una situación preguntarnos:
• ¿En qué me baso para creer esto? • ¿Tengo evidencias objetivas de que esto sea así? • ¿Hay alguna ley o norma que diga que eso debe verse como yo creo? • ¿De dónde viene esta creencia? ¿Qué piensan otras personas sobre ello? • ¿Alguien piensa de otra forma? • ¿Qué beneficios me ofrece esta forma de pensar? • ¿Qué costo tiene para mí? • ¿Qué necesito realmente? •¿Por qué reaccioné en esa forma? •¿Esa reacción me ayudó o me hizo daño? •¿Cómo me sentiré sobre esta situación en 1 hora/1 semana/1 año? •¿Qué pude malinterpretar en el ardor del momento? •¿Qué puedo decirme la próxima vez que me ayude a pensar en forma más clara?
El cuestionar nuestras actitudes, pensamientos y emociones hará que seamos libres de buscar las formas más beneficiosas de relacionarnos con nuestra vida y la de los demás. Nos dotará de poder, un poder visto como la capacidad de generar acción. Mientras mayores sean, nuestras posibilidades de acción, mayor será nuestro poder.