30 Jul
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El autor estadounidense James Clear, a través de su libro Hábitos Atómicos, asegura que hacer mejorías del 1% cada día nos garantiza que a lo largo del tiempo nos convirtamos en quienes queremos ser. Propone como camino para el logro de las metas, el enfocarse en lo que se realiza a diario, en el sistema y no en la meta en sí. Esos pequeños hábitos que se convierten en compromisos. 

¿CÓMO MODIFICAR LA CONDUCTA?

Clear explica que podemos modificar radicalmente nuestro diario vivir apegándonos a lo que él llama Las Cuatro Leyes del Cambio de Conducta y que consiste en hacer obvios los hábitos: mencionarlos, escribirlos, darnos cuenta de ellos; hacerlos atractivos, o sea, que nos representen una satisfacción; hacerlos sencillos, generalmente acciones de dos minutos hacen la diferencia y sin tanto esfuerzo; y hacerlos satisfactorios, que podamos celebrar esas pequeñas victorias. 

Uno de los conceptos de trasfondo que ofrece Clear a lo largo del libro es darte permiso de avanzar con pequeños pasos, pero jamás permitirte dar marcha atrás. El gran secreto es automatizar los buenos hábitos, es decir, llegar a realizarlos sin darse cuenta.Sostiene que los hábitos son sencillos de realizar, y es más satisfactorio mantenerlos cuando son compatibles con las inclinaciones y habilidades naturales. Adoptar esta estrategia implica aceptar una simple verdad: todas las personas nacemos con distintas habilidades. Hay gente a quien no le gusta hablar de este hecho. Si quieres encestar una pelota de baloncesto y mides dos metros, encontrarás esta cualidad muy útil. En cambio, si quieres realizar una rutina de gimnasia, medir dos metros te resultará un gran inconveniente. Esto es cierto no solo para las características físicas sino para las mentales. Las competencias dependen en gran medida del contexto. Las personas en la cumbre de cualquier campo competitivo no solo están bien entrenadas, también están bien equipadas para la tarea. 

En pocas palabras, los genes no determinan tu destino. Los genes determinan tus áreas de oportunidad. 

La clave está en dirigir tu esfuerzo hacia áreas que te entusiasmen y que sean compatibles con tus habilidades naturales. Esto hará que tus ambiciones estén en armonía con tus habilidades. Para esto debes entender tu personalidad, la cual está formada por un grupo de características que se mantiene presente de manera consistente ante situaciones diversas. Nuestros hábitos no solamente se determinan por nuestra personalidad, no cabe duda de que nuestros genes nos empujan en cierta dirección. No tienes que disculparte por estas diferencias o sentirte culpable, pero sí debes trabajar con ellas. Una persona que obtiene menos puntaje en responsabilidad, por ejemplo, será menos proclive a ser ordenada por naturaleza y tendrá que confiar más en el diseño de su ambiente para mantener sus buenos hábitos.

Es importante desarrollar hábitos que funcionen para tu personalidad. 

No tienes que desarrollar los hábitos que todos te dicen que desarrolles. Elige el hábito que mejor te siente, no el más popular. Hay una versión de cada hábito que puede proporcionarte alegría y satisfacción. Encuéntralo. Los hábitos deben ser agradables para que sea posible mantenerlos.Elige el hábito correcto y verás que el progreso se da fácilmente. Elige el hábito incorrecto y la vida se convertirá en una lucha constante. 

¿CÓMO SE ELIGE EL HÁBITO CORRECTO?

El primer paso consiste en hacerlo sencillo. En muchos casos, cuando la gente elige el hábito incorrecto, simplemente significa que eligió un hábito muy difícil. Cuando un hábito es fácil, las probabilidades de éxito son más altas. Cuando eres exitoso, es más fácil que te sientas satisfecho. Esto se logra explorando distintas opciones, mientras lo haces puedes hacerte preguntas como: 

  1. ¿Qué me parece divertido a mí, pero funciona para otros
  2. ¿Cuándo estás disfrutando mientras otras personas se están quejando? 
  3. ¿Qué me hace perder la noción del tiempo? 
  4. ¿Dónde encuentro recompensas mayores que el promedio de las personas?
  5. ¿Qué se me da de manera natural?

¿CÓMO OBTENER LO MEJOR DE TUS GENES?

Nuestros genes no eliminan la necesidad de trabajar duro. Solamente lo hacen más claro. Nos indican a qué debemos dedicar el trabajo duro y el esfuerzo. Una vez que descubrimos nuestras fortalezas, sabemos dónde invertir nuestro tiempo y energía. Sabemos qué tipo de oportunidades estamos buscando y qué tipo de desafíos debemos evitar. 

Entre mejor comprendemos nuestra naturaleza, mejor es la estrategia que podemos diseñar. Mantenerte enfocado

◆La Regla de Ricitos de Oro establece que los humanos experimentamos el máximo de motivación cuando trabajamos en tareas que están justo en el borde de nuestras habilidades actuales. 

◆ La más grande amenaza al éxito no es el fracaso, es el aburrimiento. 

◆ Conforme los hábitos se convierten en rutina, se vuelven menos interesantes y menos satisfactorios. Nos aburren. 

◆ Cualquiera puede trabajar cuando se siente motivado. Es la habilidad de seguir adelante cuando el trabajo no es emocionante lo que hace la diferencia. 

◆ Los profesionales mantienen un horario, los aficionados dejan que la vida se entrometa en el camino.

Los hábitos son necesarios, pero no bastan para alcanzar la maestría. Lo que necesitas es una combinación de hábitos automáticos y práctica deliberada. 

Hábitos + Práctica deliberada = Maestría 

Para alcanzar la grandeza, ciertas habilidades sí deben volverse automáticas. Los jugadores de baloncesto deben ser capaces de controlar el balón sin pensar, antes de adquirir la maestría que se requiere para hacer tiros de gancho con la mano no dominante. Los cirujanos necesitan repetir la incisión inicial hasta el punto en que pueden hacerla casi con los ojos cerrados, esto les permite concentrarse en los cientos de variables que pueden surgir durante una operación. Pero una vez que un hábito se domina, es necesario volver a la parte esforzada del trabajo y empezar a construir el siguiente hábito.Los hábitos producen numerosos beneficios, pero el inconveniente es que pueden encerrarnos dentro de nuestros previos patrones de pensamiento y de acción —incluso cuando el mundo está cambiando a nuestro alrededor. Nada es permanente. La vida está cambiando constantemente, así que necesitas verificar periódicamente para ver si tus viejos hábitos y creencias todavía te sirven. 

La falta de conciencia de uno mismo es un veneno. La reflexión y la revisión son el antídoto.

Con las Cuatro Leyes del Cambio de Conducta, ya tienes una serie de herramientas y estrategias que puedes usar para construir mejores sistemas y moldear mejores hábitos.

  • Algunas veces un hábito será difícil de recordar y, entonces, necesitarás hacerlo obvio. 
  • Otras veces no sentirás deseos de empezar a realizar tu hábito y tendrás que hacerlo atractivo. 
  • En muchos casos, pensarás que tu hábito es muy complicado y tendrás que hacerlo sencillo. 
  • Y algunas veces, no tendrás deseos de mantener tu hábito, así que tendrás que hacerlo satisfactorio.



Del libro Hábitos atómicos de James Clear


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